Creación: poesía de los bardos y aquello que envolvió a los involucrados. 1995
domingo, 14 de febrero de 2016
Benditos malditos

Homenajeamos
A Huidobro con sus calcetines rojos
¡Aquí
esta Vicente incorporado al torrente capital!
A Byron y
sus insaciables ansias de una libertad
Que no se haya en estas fronteras corrosivas
Ensalzamos
la lírica de Rubén Darío
Y sus horizontes índigos en florescencia
Lautreamont nos trajo de regalo
El consejo
a viva voz de don Gonzalo Rojas:
“Hay que
buscar la melodía del poema”
Nos dijo
con la garganta trizada
De los
benditos malditos
Hemos
aprendido a descubrir a la desagradable mueca
Que se
esconde tras la máscara de la realidad
¡Niño
terrible, ruega por nosotros!
Es la
infancia tormentosa del vate
Tras los
primeros atisbos de trascendencia
Y la casi
obligatoria angustia por cruzar este mundo
Con la
conciencia en penumbras
Muchos otros
permanecen en el tintero alquímico
Poetas
abuelos y bisabuelos
Generaciones
enteras con sus obras y sus lapidas
Finalmente
Yo me
quedo con el Baudelaire de mediados de agosto
En el
ocaso del siglo XX
Que me
trajo a la mujer presagiada
En los poemas primordiales
(Los
melosos y los ásperos)
Y yo la
estaba esperando
A la
vuelta del futuro.
XXV
Quizás hasta temeré morir allí en tus brazos
Desarraigado de todo
-me ampara su infinita entrega-
convocado a la solemne reunión de los vientos
sobre aquella isla cristalina
(Abandoné las
viejas mansiones roídas
y el vuelo
abierto de mis proyectos
para envolverme
en tu redentora desnudez
la historia se
aclara esa noche)
Olvidarás las estaciones de mi pelo de glaciar
momentáneo
y la boca del Cenit triturará mis huesos sin
compasión
Pero me sabré poseído de tu vientre
Mujer
de tu vientre Cataro
y bajo el arroyo de tu piel generosa
me entregaré sereno al silencio ineludible
para encarnar en embrión
de tus infinitos sueños.
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