domingo, 14 de febrero de 2016

Benditos malditos

 Muni Viasa Das


 {Tres}

Homenajeamos A Huidobro con sus calcetines rojos
¡Aquí esta Vicente incorporado al torrente capital!

A Byron y sus insaciables ansias de una libertad
 Que no se haya en estas fronteras corrosivas

Ensalzamos la lírica de Rubén Darío
Y  sus horizontes índigos en florescencia

 Lautreamont nos trajo de regalo
El consejo a viva voz de don Gonzalo Rojas:
“Hay que buscar la melodía del poema”
Nos dijo con la garganta trizada

De los benditos malditos
Hemos aprendido a descubrir a la desagradable mueca
Que se esconde tras la máscara de la realidad
¡Niño terrible, ruega por nosotros!

Es la infancia tormentosa del vate
Tras los primeros atisbos de trascendencia
Y la casi obligatoria angustia por cruzar este mundo
Con la conciencia en penumbras

Muchos otros permanecen en el tintero alquímico
Poetas abuelos y bisabuelos
Generaciones enteras con sus obras y sus lapidas

Finalmente
Yo me quedo con el Baudelaire de mediados de agosto
En el ocaso del siglo XX
Que me trajo a la mujer presagiada
 En los poemas primordiales
(Los melosos y los ásperos)
Y yo la estaba esperando
A la vuelta del futuro.




XXV

Quizás hasta temeré morir allí en tus brazos
Desarraigado de todo
-me ampara su infinita entrega-
convocado a la solemne reunión de los vientos
sobre aquella isla cristalina

(Abandoné las viejas mansiones roídas
y el vuelo abierto de mis proyectos
para envolverme en tu redentora desnudez
la historia se aclara esa noche)

Olvidarás las estaciones de mi pelo de glaciar momentáneo
y la boca del Cenit triturará mis huesos sin compasión

Pero me sabré poseído de tu vientre
Mujer
de tu vientre Cataro
y bajo el arroyo de tu piel generosa
me entregaré sereno al silencio ineludible
para encarnar en embrión
de tus infinitos sueños.

1996


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